Este
jesuita, de trato cercano y perenne sonrisa, vinculado a la Asociación Juvenil
“Quetzal” desde sus orígenes, a sus 76 años ha sido destinado a Loyola, no para
jubilarse, nada más lejos de la realidad, sino para trabajar más y mejor en la
animación pastoral.
El
Delegado de Misiones D. José Mª Aícua alabó la labor de Perico como peregrino,
organizador de Javieradas de la zona y uno de los responsables de la Comisión
oficial de Javieradas en Tudela, y le hizo entrega de un homenaje firmado por
el Sr. Arzobispo D. Francisco Pérez junto a un díptico de San Francisco Javier
y el Cristo de la sonrisa de Javier.
Por
su parte la Comisión de Javieradas entregó, con cariño y emoción contenida, una
placa con la que quiso expresar gratitud, amistad y el deseo de seguir
conectados a pesar de la distancia.
Al terminar el acto se celebró una cena fraterna que no fue despedida, sino un: “seguimos caminando juntos amigo Perico”.